Peso de los gravámenes alcanzó el 17,6% del PIB en 2005
Carga tributaria llega a mayor nivel en 18 años por impuestos de mineras
Altos precios de los minerales y fin de la franquicia de depreciación acelerada permitieron a las grandes mineras más que duplicar sus tributaciones, lo que explica el incremento de la carga de gravámenes de los chilenos.
El peso de los impuestos sobre los contribuyentes chilenos llegó en 2005 a su mayor nivel en 18 años debido, en buena medida, a los mayores pagos de la minería privada. De acuerdo con datos de la Dirección de Presupuestos (Dipres), el año pasado la carga tributaria equivalió al 17,6% del Producto Interno Bruto (PIB), 1,8 punto más que el 15,8% anotado en 2004 y sólo menor al 17,9% de 1987.
La carga tributaria representa cuánto, de todo lo que produce el país en un año (PIB), se gasta en gravámenes. Estos son pagados por personas y empresas.
El peso minero
La Dipres entregó la semana pasada su informe de ejecución presupuestaria y allí comentó que los ingresos tributarios del Fisco aumentaron en 19,1%.
Fueron los aportes impositivos de la gran minería privada los que marcaron una decisiva diferencia gracias a los valores récord de los minerales y al fin de franquicias del sector. «Reflejando la muy dinámica situación del mercado del cobre y molibdeno, así como el fin del régimen de depreciación acelerada en gran parte de los principales proyectos mineros privados, los impuestos pagados por las 10 mayores empresas mineras privadas se incrementaron en 154,2%», describe el informe.
El resto de los contribuyentes, beneficiados por un ciclo económico expansivo y de mayor consumo, tributaron 13,5% más que en 2004.
¿Alto nivel transitorio?
«En general los impuestos se mueven al mismo ritmo que el aumento de la economía. En 2005, sin embargo, los tributos de la gran minería y algunos impuestos específicos, como el de combustibles, estuvieron por encima y explican el alza de la carga tributaria», cuenta el director de Economía de la Universidad Gabriela Mistral, Erik Haindl.
«Quizás en 2005 y este año esa carga tributaria continuará muy alta, pero cuando baje el precio del cobre también la carga disminuirá», expresa Cristián Gardeweg, economista de Celfin Capital. «Esto será transitorio y durará hasta lo que duren los altos precios del cobre», insiste Haindl.
Si se descuentan los impuestos pagados por las mineras privadas en 2005, las contribuciones totales hubiesen significado sólo el 16,1% del PIB, similar nivel al que el país se acostumbró por varios años en su carga impositiva total. La minería privada entregó 1,5 punto adicional a aquel número.
Según Michèle Labbé, analista de Econsult, el plan antievasión tributaria del Servicio de Impuestos Internos permitió mayores ingresos tras recuperar unos US$ 2.900 millones en los últimos cinco años.
Discusión de largo plazo
Gardeweg cree que el debate debe centrarse en el largo plazo. «Será una discusión del país si decide tener un Estado más fuerte», agrega.
Para el empresariado la respuesta es una: la carga tributaria es elevada. «Su nivel es suficiente», ha dicho el titular de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Hernán Somerville.
En Enade 2005, la entonces candidata Michelle Bachelet definió su posición: «La carga tributaria en Chile no es excesiva (…) Debemos ser honestos con el país y afirmar que la solidaridad tiene un costo y que no habrá condiciones para bajar impuestos», planteó allí.
En la medida en que un país crece, las necesidades de su población se vuelven más complejas y requieren de más recursos, motivo por el cual en sociedades más desarrolladas la carga tributaria es más alta. El grupo de economías más ricas, reunidas en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde), presenta una carga tributaria promedio de 35%. Suecia está al tope, con el 50% del PIB. «Mientras las economías se desarrollan tienden a que su carga tributaria aumente», comentó a este diario Jeffrey Owens, del Comité de Asuntos Fiscales de esa entidad.
No obstante, los críticos al aumento de impuestos argumentan que, si éstos suben -y con ellos la carga tributaria-, caen la inversión, el crecimiento económico y, por añadidura, los propios ingresos tributarios.
La Tercera, 8.02.2006.
Fuente: La Tercera
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