Operadores chilenos amenazan con paro por ventajas tributarias a extranjeros:
Guerra de cruceros llega a La Moneda
Andrea Sierra
Se alega que los barcos extranjeros que pasan por el país no pagan IVA, tampoco impuesto a los combustibles y, además, muchos de ellos tienen casinos a bordo que están en funcionamiento.
ANDREA SIERRA
El miércoles 7 de noviembre, el ex intendente de Magallanes y la Antártica, Jaime Jelincic, hizo un viaje flash desde Punta Arenas a Santiago por el día. ¿El motivo? Tener conversaciones de alto nivel con el Gobierno para advertir sobre un conflicto que amenaza con llegar a La Moneda.
En una charla privada con el ministro secretario general de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, Jelincic explicó que las principales empresas de cruceros que operan en el país -y que venden unos US$ 35 millones anuales- están en pie de guerra por la negativa del Gobierno a cobrar impuestos a las firmas del rubro extranjeras que llegan a Chile. Y el enojo es tal, que están dispuestos a iniciar acciones más fuertes si no son escuchados. En ese escenario, estudian paralizar actividades o «retener un crucero extranjero» cuando recale en Chile.
Y para hacerlo, advierte el fundador y dueño de Skorpios, Constanino Kochifas, esperarán máximo un mes.
¿Competencia desleal?
Mientras el Gobierno lanzó el jueves la campaña para incentivar la llegada de cruceros internacionales a Chile -sólo el año pasado transportaron a 100 mil personas-, los operadores locales están más que indignados.
Alegan que los barcos internacionales que pasan por el país no pagan IVA, tampoco impuesto a los combustibles y que muchos de ellos tienen casinos a bordo que están en funcionamiento.
Entonces, explica el presidente de la asociación gremial que agrupa a los armadores chilenos, Armasur, Héctor Henríquez, «se están transgrediendo leyes chilenas, y así no se puede competir en igualdad de condiciones». Ello, porque los navíos locales pagan impuestos y, por tanto, sus precios son mucho mayores que los de un crucero internacional.
Lo grafica Constantino Kochifas: «Son grandes barcos, que no ganan por venta de pasajes, sino por comercializar artículos libres de impuestos durante el viaje. O sea, un negocio redondo para ellos», comenta.
«En Valparaíso compran una botella de vino a $3.000 y la venden a $20.000 sin dejar ni un peso al Fisco», dice Henríquez.
Los operadores locales ya intentaron plantear el tema por diversas vías. Incluso, hablaron con parlamentarios de todos los colores políticos sin obtener resultados. Por eso, adelanta Kochifas, ahora están pidiendo una cita con la propia Presidenta Michelle Bachelet.
Pero más allá del enojo, lo cierto es que los cruceros chilenos -Skorpios, Navimag y Mares Australes, entre otros- decidieron paralizar sus inversiones en el país hasta que la autoridad resuelva el conflicto. De hecho, dice Kochifas, su empresa tiene en carpeta comprar un nuevo barco, con una inversión de US$ 20 millones, lo que no se hará hasta que existan «reglas claras y parejas para todos», advierte.
Cortázar incluye el tema en agenda
Los alegatos de los operadores han dado frutos. El ministro de Transportes, René Cortázar, creó una comisión al interior del Sistema de Empresas Públicas (SEP) para analizar los temas portuarios y, dentro de ellos, incluyó la guerra de los cruceros.
El director de Empresas Portuarias del SEP, Andrés Rengifo, explica: «Empezó a generarse un área gris y hay que legislar al respecto. Lo que buscamos es cómo tener una normativa que equilibre la balanza para todos los lados, tanto chileno como extranjero».
Sin embargo, advierte que muchos operadores locales están tratando de defenderse ante una competencia que es lícita y que el Gobierno quiere fomentar.
De todos modos, afirma que «el tema impositivo está en discusión» y que el grupo de trabajo hará una recomendación a la autoridad a mediados de enero.
El Mercurio, 12.11.2007.
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