Gasto fiscal, elusión y franquicias tributarias

Gasto fiscal, elusión y franquicias tributarias

Las últimas semanas han estado pródigas en la discusión de la política fiscal. El último hecho es el anuncio de la visita del creador de la propuesta del impuesto plano a la renta (“flat tax”, entre quienes se supone que están al día en estas materias tan especializadas), que recomienda igualar las tasas de los gravámenes a la renta de las empresas y las personas, y que en Chile tienen una diferencia sustantiva.
La intención de recurrir a este instrumento recuerda la visita en 2007 de Mart Laar ex primer ministro de Letonia, invitado por Icare a mostrar el “éxito” en la revolución neoliberal que había iniciado su país, entre otras medidas gracias al “flat tax”. Es obvio que la actual situación de la experiencia impedirá volver a escuchar a este “revolucionario”. Lo propio ocurrió con el “ejemplo” de la política económica de Menem hace un decenio, cuando Argentina “nos estaba dejando atrás”.
En medio de la campaña presidencial tiene importancia el antipático tema de los impuestos. Sin embargo, considerando que Chile muestra una distribución del ingreso marcadamente desigual, si se la quiere mejorar el instrumento más eficaz es el gasto social, de acuerdo a la evidencia nacional y extranjera. Por lo tanto, si se plantes un progreso en el futuro, se necesitará efectuar mayores gastos en educación, salud, previsión social, vivienda social y otros componentes similares.
Si se quiere mantener la estrictez fiscal que ha caracterizado los últimos gobiernos, es indispensable aumentar la carga tributaria, lo cual también puede tener un efecto redistributivo importante. En ese sentido, el candidato obvio es el impuesto a las utilidades de las empresas, muy bajo en cualquier comparación internacional y que ayuda a reducir la concentración del ingreso. Elevar esa tasa además ha sido presentado como un argumento contra la elusión tributaria, desde el momento que reduce la distancia al impuesto personal al ingreso.
Según el “Informe de Finanzas Públicas” de la Dirección de Presupuestos presentado como antecedente al Congreso en la discusión de la Ley de Presupuestos de 2009, el Gasto Tributario para este año se estimó en $ 4.287.774 millones, equivalentes al 3,23% del PIB. Esta cifra es lo que el Fisco deja de percibir a causa de regímenes especiales, exenciones, deducciones, “diferimientos”, créditos a algunos impuestos y numerosas franquicias; es mayor que la totalidad del gasto anual en “Prestaciones de Seguridad Social” que realiza el Estado o, en otros términos, casi duplica el presupuesto del Ministerio de Educación.
Este Gasto Tributario es regresivo. La mayor parte está concentrado en el impuesto a la renta (3,23% del PIB), básicamente en los “diferimientos de impuestos” (2,48% del PIB), entre los cuales están el IPV, la depreciación acelerada y las llamadas “rentas empresariales retenidas”, a través de mecanismos para no pagar tributos, utilizando sociedades de inversión que vulneran el espíritu de la ley. Tal como lo graficó un columnista del DF, pertenecientes al “Club de amigos” que constituye el mercado financiero chileno.
La regresividad es doble; por una parte, muchas personas de altos ingresos no pagan impuestos a través de resquicios que les permite la legislación, mientras los segmentos más pobres no pagan tributos ni se ven favorecidos; por otro lado es inequitativo para los asalariados, que sufren los descuentos tributarios rigurosamente.
El otro capítulo son las franquicias tributarias, una proliferación de ventajas de variado orden que no se revisan por su carácter indefinido, y por la defensa de los sectores favorecidos que se oponen a su derogación. Desde un punto de vista económico, si se justificaran, deberían ser materia de subsidios estatales, transparentes, de discusión periódica y no ocultos, como acontece hoy.
Habitualmente, se pone el énfasis en combatir la evasión impositiva y con razón, pues es un delito. En esta materia los avances realizados en Chile han sido notorios, gracias a que el sistema es relativamente simple y con una equidad horizontal satisfactoria, a lo cual se agregan los progresos de Impuestos Internos en el control de la evasión. Sin embargo, no hay una preocupación similar por la elusión, extirpándola de la legislación. Podría ser la gran fuente de recursos fiscales que no genera desestímulos a otros objetivos nacionales, entre ellos la justicia y el crecimiento económico.
Andres Sanfuentes, diario financiero, Martes 28 de julio del 2009.

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