PRECARIA AUTONOMÍA DEL DIRECTOR DEL SII

PRECARIA AUTONOMÍA DEL DIRECTOR DEL SII

El nombramiento del director nacional del Servicio de Impuestos Internos cobra especial importancia. Su designación debería facilitar el normal funcionamiento de esa repartición y pone término a la acefalía que se extendió por más de dos meses.

Al nuevo director le corresponderá poner en marcha la reforma tributaria, cuyos términos están sujetos a rectificación y clarificación, por las complejidades e incertidumbres que ha producido su deficiente formulación. Lo natural es que ese proceso normativo lo encabece un funcionario que no esté expuesto al síndrome y temporalidad de la subrogancia. La experiencia indica que quienes ejercen una suplencia tienden a postergar las decisiones más significativas, a la espera de que asuma quien desempeñará el cargo definitivamente: el principio de continuidad del servicio, a través de suplencias prolongadas, no garantiza el eficaz funcionamiento del mismo. Menos aún cuando el subrogante, con notable honestidad y correcto desempeño, manifestara desinterés por asumir en propiedad la jefatura. Esta consideración también es válida para la pronta designación del contralor general de la República y otros nombramientos clave que están pendientes.

Vinculado con lo anterior está el desafío del nuevo director para dar certeza en la interpretación de la ley tributaria y simplificar sus términos a fin de reducir la discrecionalidad funcionaria que abre espacio a posibles focos de corrupción y de abusos e inequidades. Hasta ahora, la legislación sobre Impuesto a la Renta había sido considerada relativamente comprensible, facilitada por su prolongada aplicación y difusión. Con la reforma tributaria ocurre exactamente lo contrario: se la estima incomprensible hasta para los propios especialistas y funcionarios a su cargo, y tanto más para los contribuyentes. Las decenas de circulares en miles de páginas son elocuentes y no han logrado superar los obstáculos a su adecuada aplicación.

Seguidamente, se requiere que el nuevo director fortalezca la independencia de dicha repartición, en entredicho por denuncias sin precedentes, debido a presiones de carácter político, en el ejercicio de sus facultades fiscalizadoras. El sostenido incremento de atribuciones a los funcionarios y el intento de los fiscales de asumir la titularidad del ejercicio y definición de las querellas tributarias agravan esta realidad y el riesgo de abusos y de instrumentalización política.

La autonomía del director del Servicio de Impuestos Internos es precaria, por tratarse de un cargo de exclusiva confianza, de libre remoción, en cualquier tiempo, por el Presidente de la República. Al respecto, se debe tener presente la tendencia de reducir la discrecionalidad del Ejecutivo para remover a altos funcionarios expuestos a presiones políticas en el ejercicio de sus cargos. Llama la atención que esta limitación se introdujera para funcionarios públicos como los consejeros de los consejos Nacional de Televisión, para la Transparencia y del Instituto Nacional de Derechos Humanos, y no para la autoridad tributaria.

Con todo, la nominación y ejercicio de las atribuciones del director nacional del Servicio de Impuestos Internos implica el compromiso de respetar sus decisiones, sin interferencias, por todas las autoridades.

«Desafíos del nuevo director del SII».

Editorial El Mercurio.

Fuente: El Mercurio. 12 de agosto de 2015. Editorial.

tabs-top

Los comentarios están cerrados.