Algunos precandidatos presidenciales están de acuerdo en la necesidad de una nueva reforma tributaria, lo que al menos me produce sentimientos encontrados: preocupación pues aparece el fantasma de la incertidumbre al inversionista, frenando la inversión, y alegría, al visualizar un cambio que hasta ahora nadie ha enfrentado de verdad.
Las reformas actuales, prácticamente en régimen, fueron el producto de consensos obligados, sustentados en el mal menor, particularmente el protocolo de acuerdo trasversal en el Senado, lo que no ha hecho más que inhibir las críticas de fondo por la complicidad en su elaboración.
Difíciles tareas han experimentado no solo contribuyentes sino también el personal del Servicio de Impuestos Internos, pues han tenido que batallar con normas difíciles de entender, en una geografía escabrosa, y más que nada con una complejidad que quizás ni sus autores se imaginaron.
La aplicación de las reformas en las fiscalizaciones produce intranquilidad debido principalmente a su complejidad, entre ellas las normas antielusivas, nueva experiencia en Chile que por seguro traerá dolores de cabeza. La judicialización puede activarse, a pesar de que el sistema es absolutamente contradictorio y adverso para el contribuyente, pues de perder el juicio no solo responde con las eventuales costas del proceso sino también con un incremento del impuesto en discusión de 1,5% mensual. Vaya despropósito.
Para las PYMES el problema es más grave, pues ya en tiempos normales era dificultoso financiar los impuestos que les afectaban, lo será aún más con la nueva carga tributaria. Ni que decir de la complejidad y del aumento del impuesto al crédito, que en la mayoría de los casos se les aplica la tasa mayor. Sin ir más allá se informó que uno de cuatro contribuyentes no declara impuesto a la renta.
Pero bien, los opinólogos de estas materias, cercanos a los candidatos, nos han anticipado que las modificaciones que se avecinan, algunas bastante nebulosas, tienen como norte “diversas fórmulas para mejorar el actual sistema de impuestos”. Han comentado que el análisis se centrará en la simplificación y estímulo a la inversión, que dicho de paso es una declaración similar a la que una vez conocimos y no se cumplió.
Al parecer, la dificultad de mantener cuatro o más regímenes de renta, el atribuido y parcialmente integrado, el de las PYMES y micro empresarios, entre otros, será uno de los temas en discusión al que se le agregará la creación de incentivos, muchos eliminados con las reformas recientes. Estos incentivos fueron, entre otros, la reinversión, esto es el aporte a otras empresas sin que el retiro para esos efectos se grave en esa oportunidad sino en el retiro o distribución de utilidades que recibe el socio; el ingreso no renta en las ganancias de capital en la venta inmuebles de personas naturales; no gravar con IVA la venta de viviendas en muchos casos; bajas tasas del impuesto de timbres etc. Y más aún, la modificación parcial de la estructura de integración del impuesto de la empresa con sus socios o accionistas, significó crear un sistema denominado atribuido, en que no hay utilidades sin pago de impuestos personales finales. Lo curioso es que este régimen era el único en el proyecto de ley para las empresas no PYME y en el acuerdo o protocolo que mencionábamos, se creó esta alternativa de integración en el socio de los impuestos empresariales. En otras palabras, el protocolo mantuvo el sistema demonizado del FUT, pero más restringido y con mayor costo tributario.
No hay duda que varios de esos incentivos deberán incorporarse a una reforma, por haberse demostrado su eficiencia.
La situación económica del país deberá ser también uno de los factores que influirán en las propuestas. Mantener la recaudación esperada será una dificultad por la baja actividad económica, con lo cual las modificaciones deberán incorporar formas e incentivos, no sólo para mejorar la recaudación a futuro, sino ahora.
No hay duda que la simplificación tributaria será un elemento vital, lo que junto con tasas bajas, incentivos reales y buen control de la autoridad, permitirá incorporar a muchos contribuyentes al ciclo de los impuestos y generar más recaudación.
Franco Brzovic
Fuente: Diario Financiero. 21 de febrero de 2017. Por Franco Brzovic.
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