Una de las reglas básicas de interpretación de la ley contenida en el Código Civil establece que las palabras de la ley se entienden en su sentido natural y obvio, conforme al uso general de las mismas.
Paradójicamente y quizá por una simple comodidad, los tribunales han interpretado esta regla faltando precisamente al principio contenido en ella, estableciendo de manera uniforme y consistente que en Chile somos grandes conocedores del castellano y que por tanto usamos las palabras, ciñéndonos rigurosamente a las ricas y cultas definiciones del diccionario de la Real Academia Española. Lo anterior equivale a sostener que los legisladores comparten el conocimiento de los grandes gramáticos de España, o bien redactan las leyes con el Diccionario en mano.
Siguiendo este criterio el SII generó recientemente una gran polémica al extender el IVA a los exámenes radiológicos, sólo porque “laboratorio” es definido por la Real Academia en términos muy amplios y de la misma manera ha gravado sin mayor justificación económica y por décadas determinados gastos de las empresas, sólo porque el vocablo “necesario” es sinónimo de imprescindible.
Así, y a la vieja usanza, desde la señorial sede de los Jerónimos en Madrid, a más de doce mil kilómetros de distancia y sin sospecharlo, los académicos-legisladores de la Real Academia Española, nos despachan con regular periodicidad las nuevas leyes de indias, que acatamos con rigurosa obediencia.
«Lo natural y lo obvio»
Francisco Selamé
Socio PwC
Fuente: Economía y Negocios Online. 13 de noviembre de 2015.
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