En el mejor de los casos el 16% de hogares de mayores ingresos serían los potenciales perjudicados con la reducción de la franquicia a la construcción. ¿Esa es la clase media?
Las rebaja del impuesto a las gasolinas y la reducción de la franquicia tributaria de IVA a las constructoras ha generado una series de reacciones que vale la pena comentar.
Respecto a la rebaja al impuesto a los combustibles, se ha argumentado que el gobierno fue tímido y debiera haberlo eliminado. Para ello se han dado tres razones. La primera, es que originalmente el impuesto se puso para financiar la reconstrucción de infraestructura después del terremoto de 1985 y eso ya se cumplió. La segunda, es que el impuesto recauda más de lo que se gasta en caminos y las carreteras están concesionadas, así que se pagan aparte. La tercera, es que ayudaría a bajar la inflación dándole así el gobierno una mano al Banco Central.
La mezcla óptima de impuestos en una economía se debe fijar con el objetivo de minimizar las distorsiones que generan los impuestos, sujeto a la restricción de recaudar lo necesario para financiar los bienes y servicios que la sociedad desea que el estado provea. Un impuesto no debe estar nunca amarrado a un gasto específico, por lo que es irrelevante para determinar la tasa si el impuesto a las gasolinas recauda más o menos de lo que se gasta en infraestructura vial.
Adicionalmente, los impuestos permiten reducir externalidades negativas y en esos casos el monto del impuesto depende de la magnitud de la externalidad. El uso del automóvil genera externalidades negativas en contaminación, congestión y accidentes de tránsito. La evidencia empírica existente muestra que el impuesto a los combustibles es un instrumento eficiente para reducir dichas externalidades. Idealmente, se debiera colocar además un impuesto por el kilometraje anual de cada vehículo y un impuesto a los combustibles mucho más alto en Santiago.
En el caso del diesel, los efectos en la contaminación son mayores y los camiones destruyen más las calles, causan mayor congestión y más accidentes. Por ello es que eliminar el impuesto al diesel como lo solicitan los transportistas atenta contra la eficiencia económica, si bien los beneficia a ellos en particular.
Por último, el argumento de bajar impuestos para reducir inflación es algo que ni siquiera existe en la teoría de impuestos óptimos y me parece riesgoso que se plantee. En ese caso habría que bajar el IVA que afecta muchos más precios en la economía. Incluso más, si el objetivo de la política tributaria es la inflación, el Banco Central debiera fijar la tasa de impuestos junto con la tasa de interés en sus reuniones de los jueves. Sin comentarios.
La reducción de la franquicia de IVA que gozan las empresas constructoras fue fuertemente criticada. ¿La razón? Subirían los precios de las viviendas, afectando principalmente a la clase media. Es curioso que algunas empresas constructoras salgan en defensa de la clase media, diciendo además que para las constructoras no tiene ningún efecto la reducción de la franquicia. Es decir, se oponen desinteresadamente a la eliminación de la franquicia ¿Será esto un exceso de responsabilidad empresarial?
Los economistas creemos firmemente que las empresas tienen por objetivo maximizar sus utilidades (y no hacer política social), lo que es bueno porque eso es motor de crecimiento económico y permite una asignación eficiente de los recursos en la economía. La política social le corresponde al Estado.
Además, no es claro que la clase media se perjudique con la reducción de la franquicia. Por un lado, no sabemos cuánto de la reducción tributaria se traspasa a consumidores. Dependiendo del grado de competencia en el mercado, el traspaso puede ser menor que 100%, pero no hay evidencia empírica seria que lo cuantifique. Por otro lado, cálculos simples y muy razonables realizados por Marcela Perticara (www.blogeconomia.uahurtado.cl) muestran que en el mejor de los casos el 16% de hogares de mayores ingresos serían los potenciales perjudicados con la reducción de la franquicia. ¿Esa es la clase media?
Para evitar que grupos de presión bloqueen reformas técnicamente correctas que benefician a la gran mayoría, necesitamos una institución independiente, como el Congressional Budget Office en Estados Unidos, que entregue estudios serios sobre los costos y beneficios de las políticas públicas que se proponen.
Implementar esa institucionalidad es, en mi opinión, una de las mejores reformas económicas que podríamos hacer.
Medidas económicas, clase media y grupos de presión
Claudio Agostini
Diario Financiero
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