LA FIESTA DEL FISCO

Cuando nuestro premio nacional de arte Israel Roa retrató en su pintura «18 de septiembre» la celebración popular de esta fiesta, nos transmitió como buen exponente del expresionismo una sensación de desenfado, despreocupación y alegría.

Lo cierto es que sumado a todo el contenido que ya tiene esta celebración, y del cual en parte se hace cargo nuestro pintor en su obra, debe sumársele su gran significación tributaria y su importante efecto recaudatorio.

Mayor tributación a la renta por los tradicionales aguinaldos dieciocheros y los infaltables gastos rechazados, pesquisados ávidamente por el fisco, porque las celebraciones no son un gasto necesario y, por lo tanto, no generan renta sino para el erario. Mayor recaudación de IVA por el incremento general del consumo desde los volantines y la ropa huasa de nuestros niños a la carne y las empanadas; y del impuesto adicional a las bebidas alcohólicas y analcoholicas que no solo grava el pisco, el pipeño y la chicha sino también la granadina. Ni hablar del impuesto específico a los combustibles ni los peajes para los miles que abandonan las grandes ciudades.

Así las cosas, solo nos falta una cueca bien zapateada que también celebre y engalane la fiesta del fisco.

Francisco Selamé.

Fuente: Economía y Negocios Online. 25 de septiembre de 2017. Por Francisco Selamé.

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