Royalty: enfoque económico

En los últimos meses ha habido un fuerte debate respecto a la aplicación de un royalty a la minería. Sin duda, el origen de este debate está en el hecho de que la compañía minera Disputada de las Condes, que perteneció a la empresa Exxon desde 1978 hasta 2002, no pagó nunca impuestos en Chile durante ese período.

El royalty se ha planteado entonces como un instrumento para impedir la elusión tributaria de algunas empresas mineras. Una primera pregunta entonces, es si este es el instrumento adecuado.

En general, las utilidades que reportan las subsidiarias de empresas multinacionales en los países en que operan son sensibles a los impuestos que tienen que pagar en cada país. La razón de ello es que las multinacionales pueden transferir fácilmente sus ingresos y sus utilidades entre sus subsidiarias en distintos países. De hecho, las empresas multinacionales transfieren los ingresos de sus subsidiarias a países con impuestos bajos, especialmente a los llamados “paraísos tributarios”. Los mecanismos principales para hacer estas transferencias son simples y conocidos: endeudamiento relacionado y transferencia de precios.

En mi opinión, un royalty es un instrumento equivocado para el objetivo de enfrentar la elusión tributaria de algunas empresas. La razón principal para ello es que un royalty minero discrimina a un sector productivo y los problemas de elusión provienen de la posibilidad de transferir utilidades que tienen las empresas multinacionales, lo cual es independiente del sector productivo.

Además hay que aclarar que desde el punto de vista económico un royalty es un impuesto, que tiene dos efectos principales. El primero es que algunos recursos no van a ser explotados aunque su valor sea mayor que el costo de extraerlos, lo cual es ineficiente. El segundo, es disminuir el valor de los depósitos de cobre descubiertos, lo cual reduce la rentabilidad de la actividad de exploración y lleva a que los niveles de exploración sean menores a lo óptimo. Desde el punto de vista de la eficiencia económica entonces, el uso de royalties es una mala idea.

En general, el uso de royalties en otros países está asociado a la corrección de una externalidad. Las empresas mineras, en algunos casos, crean un centro económico temporal que genera un “boom” económico en un pueblo, el cual muere cuando el proyecto se acaba y los costos de ajuste posteriores al cierre los paga el estado. El cobro de un royalty permite crear un fondo de recursos que se utilizan cuando la explotación del mineral está en sus últimas etapas y la actividad económica en el lugar decae dramáticamente.

El royalty también es considerado como un pago por extraer recursos naturales no renovables que constituyen la riqueza de un país. Sin embargo, hay que considerar que muchos de esos recursos no son una riqueza real si no son descubiertos y la inversión en exploración es realizada fundamentalmente por las empresas. Si Chile considera que hay una renta en dicha explotación, es mejor cobrar un derecho por ello. Esto ya existe, se llama patente minera y es más razonable aumentar su costo.

Respecto a la elusión tributaria, propongo dos cosas. La primera, es que las empresas multinacionales en Chile, independiente del tipo de sociedad que constituyan, se sometan a la fiscalización de la SVS. Esto permitiría transparentar la información y facilitaría la fiscalización. La segunda, es garantizar invariabilidad tributaria respecto a las tasas y al cobro de nuevos impuestos, pero no frente a cambios que apunten a eliminar vacíos legales que permiten eludir impuestos.

Adicionalmente, estos cambios deben hacerse sólo para los futuros proyectos. Es cierto que el DL 600 se promulgó en un momento de alta inestabilidad en el país, cuando era necesario atraer inversión y por eso se ofrecieron concesiones a los inversionistas. Las condiciones han cambiado y es tentador cambiar las reglas del juego. Sin embargo, un país con reglas claras y que se respetan es mucho más atractivo para un inversionista que un país inestable y poco confiable. Este es un activo que Chile tiene y sería absurdo perderlo.

Claudio Agostini, Doctor en Economía, University of Michigan. Profesor Universidad Alberto Hurtado

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