Publicado en Dic 17, 2009
Institucionalidad económica y la maldición de los recursos naturales En general, países abundantes en recursos naturales tienen tasas de crecimiento más bajas que el resto. Por ejemplo, Angola, Nigeria, Sierra Leona, Venezuela y Zambia, que tienen muy bajas tasas de crecimiento, son todos ricos en recursos naturales. Mientras que Corea, Hong Kong, Taiwán y Singapur han crecido a tasas altas por muchos años y tienen pocos recursos naturales. Es tentador concluir, como varios lo han hecho, que tener muchos recursos naturales es una maldición. Sin embargo, esa es una conclusión fácil sin una buena explicación detrás. Una explicación posible es la llamada “enfermedad Holandesa”, donde la abundancia de recursos naturales afecta el tipo de cambio y se reduce el grado de industrialización y competitividad del país. Si bien es una buena teoría, no permite explicar la experiencia de países como Australia, Canadá y Noruega, ricos en recursos naturales y con un rápido crecimiento económico por años. El caso más emblemático es Bostwana, cuyo Producto Interno Bruto proviene en un 40% de la producción de diamantes y es el país con la tasa de crecimiento promedio más alta del mundo entre 1965-2005. La explicación debe ser otra entonces y la respuesta entregada sistemáticamente por distintos estudios en los últimos años es que la institucionalidad juega un rol clave. De hecho, si se separan los países con abundantes recursos naturales en dos grupos, uno con institucionalidad económica fuerte y estable y otro grupo con institucionalidad débil, y se comparan sus tasas de crecimiento, la maldición de los recursos naturales se mantiene sólo para los países con malas instituciones y desaparece completamente para los otros. En este sentido, la institucionalidad de un país se pone a prueba si hay abundancia de recursos naturales y pasa a jugar un rol fundamental en determinar cómo dicha abundancia afecta el crecimiento económico. La pregunta relevante...
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